En Euskonews nos interesa su opinión. Envíenosla!
¿Quiere colaborar con Euskonews?
Arbaso Elkarteak Eusko Ikaskuntzari 2005eko Artetsu sarietako bat eman dio Euskonewseko Artisautza atalarengatik
On line komunikabide onenari Buber Saria 2003. Euskonews y Media
Astekari elektronikoari Merezimenduzko Saria
Arantxa UGARTETXEA ARRIETA
Sebastián FUENTEALBA
Los que conocimos la época de la Unidad Popular y más exactamente aquel 4 de septiembre de 1970 en el que Salvador Allende fue elegido a través del sufragio universal como presidente de Chile; experimentábamos al mismo tiempo una situación inédita, ya que por primera vez en el mundo se instalaba en el poder una fuerza socialista por la vía democrática. Hasta el día de hoy sentimos la falta de no haber culminado un proceso social, que fue abortado brutalmente, después de tres años, imposibilitando al mismo tiempo el liderazgo de aquel ilustre presidente y la esperanza de muchos y muchas, incluso más allá de las fronteras chilenas.
Después llegaron 17 años de oscuridad (1973-1990) de la mano de una junta golpista, culminando este periodo con la derrota del dictador Pinochet, en un plebiscito tutelado por una constitución hecha a la medida del sátrapa lográndose otro acontecimiento inédito, el hecho de una dictadura desplazada del poder a través del voto popular. De esta forma la Concertación tendrá la oportunidad de administrar una transición por 20 años, no logrando nunca zafarse del corsé de la bendita constitución pinochetista.
En el año 2006, el pueblo chileno se atreve y elige por primera vez a una mujer como presidenta en la persona de la Señora Michel Bachelet, la cual con mucha entereza logra superar los escollos machistas y culmina su mandato con el 82% de adherencia popular.
Parece que todo ello no ha sido suficiente para lograr el progresismo tan cacareado en la muy reciente campaña presidencial, porque después de una segunda vuelta electoral todo ha terminado con la elección de una presidencia liderada por la derecha en la persona de Sebastián Piñera Echenique, empresario especulador, reconociéndose a sí mismo como el “cambio” y apostando a la frágil memoria histórica de los chilenos , que no hemos visto que los que estaban detrás de esta movida eran los mismos que habían sostenido la dictadura, los “Chicago boys” y gremialistas, baluartes de la mal mentada economía de mercado, los cuales saltan de alegría , ya que por fin lograron lo que les faltaba alcanzar, el poder ejecutivo, porque lo demás lo tienen de facto desde siempre. Se evidencia que es muy difícil salir de las férreas estructuras de una Constitución prefijada y bien amarrada antes de haber podido experimentar nuevos aires democráticos, porque lo que en la realidad ocurre es que se puede seguir controlando el país desde el poder de los que históricamente siempre pudieron y pudieron más.
Foto: Diegosaurius Rex.
Hay quien opina que a través de las propias estructuras establecidas han podido seguir gobernando los poderosos más o menos explícitamente durante todos estos años, quedando ahora en sus manos una administración necesitada precisamente de reales sensibilidades progresistas y cambios sustanciales, si de verdad se quiere construir país. En los últimos años de gobierno bajo la presidencia de Michel Bachelet, se han hecho algunos guiños importantes en el aspecto social, pero quedan por hacer las grandes reformas sociales en el campo de la Sanidad y la educación. Pilares insustituibles de un país. Alguien puede pensar a este respecto que para ello hace falta mucha economía y no la hay. Pero este no parece ser el caso de Chile. Las riquezas del cobre son considerables y existe un remanente económico que bien administrado daría para comenzar con éxito reformas de este calado social. Por eso el cómo hacerlo y el quién lo hace son fundamentales y decisivos en el tan traído y llevado progreso al que aspiramos. De ahí la importancia del compromiso político y de la decisión del voto.
Todos sabemos que el progreso está indiscutiblemente unido al trabajo y salario digno, a la igualdad de oportunidades, y a la salud y educación para todos y todas. Este es el cambio que deseamos ¿llegará algún día en que Chile despierte en esta realidad? Ahí es donde nos toca arrimar el hombro, no cediendo a cambios superficiales que potencian el asistencialismo, la dependencia del patrón y ese no podemos tan asumido e interiorizado por algunas gentes de estas tierras, como si la dignidad de poder “ser más en algo” fuera exclusivo de los que siempre pueden y controlan las finanzas buscando de forma desmedida y desproporcionada un mayor rendimiento económico.
Pero no solo y principalmente debemos quedarnos en este pasar reflexionando acerca de replanteamientos económicos, porque el no haber podido mantener el estilo de gobierno que ha dado pié a ciertas cotas administrativas y sensibilidades sociales, nos habla de algún descuido o dejación de la real batalla que hay que librar en la efectividad administrativa y en el saber hacer política, tan necesarios para poder permanecer, porque el cambio y la transformación, estaban en el propio proceso ya comenzado, por eso algunos y algunas sentimos en este momento la pérdida del espacio político tenido al alcance de la mano. No somos de los que creemos que el progreso se decreta por ley, ni tampoco el cambio. Tenemos que ir asumiendo políticas que nos hagan más conscientes de la importancia del crecimiento humano en el quehacer cotidiano. Antes del poder poseer para poder hacer tenemos que sentirnos “siendo” alguien en el propio proceso.
Como educadores nos cuestionamos seriamente además del sistema educativo actual, el hecho de si realmente creemos en el poder transformador de la educación. Deseamos un espacio más amplio y proporcionado para la educación pública muy superior al que en la actualidad disfrutamos y desconfiamos que esto llegue a ser una realidad con el nuevo gobierno, porque la privatización de la misma y los simulacros que pretenden disfrazarla como tal, nos llevan a pensar que una vez más la posibilidad de acceso a la universidad sea un auténtico reto inalcanzable para la mitad de este país.
Foto: sergis blog.
Nada ni nadie es neutral ante el hecho de una realidad política, se podrá estar a favor de o en contra de, pero de ninguna manera la neutralidad existe. Otra cosa es no querer saber demasiado de esta movida imprescindible “¡Qué hagan otros y otras!”... “¡Paso de la política!”... Son expresiones escuchadas y practicadas en nuestros entornos sociales con bastante frecuencia, en el hemisferio sur y en el hemisferio norte padecemos auténticos virus que invalidan el potencial de transformación social que necesitamos. La tecnología y la transmisión de conocimientos no lo son todo. La redistribución de tanto bien que nos aporta la sabiduría humana necesita de mentes lúcidas y generosas que reorganicen, pueblos, ciudades, países y continentes. Necesitamos reinventar el poder.
Chile en su largura y estrechez geográficas tiene todos los climas, posee riquezas incalculables, tiene todo para crecer y transformar. El que las cosas vayan de una manera u otra, depende de la calidad de la condición humana en el ejercicio de la administración política. Este país fue capaz en los 70 de ganar políticamente organizándose desde una izquierda democrática. El problema parece ser que es “permanecer” en esa sensibilidad que a nosotros tanto nos agrada de una social democracia. Nos duele la desproporción económica que padece este país, quisiéramos erradicar esa identidad que nos estigmatiza a unos y otros llamada clase social, porque nos da una pertenencia humana que no nos dignifica al colocarnos en el espacio perverso de la identificación posesivo-dependiente de un clasismo político que lo invade todo resultando ser un muro infranqueable con el que te topas, mañana, tarde y noche.
Aprendimos algo con el gobierno Popular, padecimos con la Dictadura, nos reorganizamos en el gobierno de la Concertación y ahora estamos ante el gobierno de la Alianza que dice buscar la Unidad Nacional. Nos parece bastante irónico a estas alturas políticas hablar de progresismo y de cambio. En todo caso hay mucho que hacer, siempre se puede y hay espacios de poder accesibles, cuatro años pasan rápido y mientras habrá que identificar mejor las tácticas y las estrategias. Educar políticamente para la posibilidad del cambio, aprender a trabajar más pedagógicamente, reconocer nuestro no buen hacer y creer que es posible llegar al poder para vivirlo al servicio de las gentes de este país.
Habrá otras elecciones, llegarán otras gentes, y habrá otros gobiernos que perpetuarán estilos, leyes, constituciones, quehaceres sociales, poderes, administraciones, arbitrariedades… porque la política siempre está presente.
La opinión de los lectores:
comments powered by Disqus